Cuestión de Largura: La repercusión

Pufff, tres semanas sin pasarme por aquí... se me habrán quitado las ganas después de este mes horribilis por el que estoy pasando. Ojalá cambie con esta Feria.

Me paso por aquí, más que para saludar, para daros las gracias por el apoyo mostrado por todos aquellos que sois lectores habituales del blog sobre la temática tratada en el post Hay cosas que no cambian: será cuestión de Largura.

Opiniones de todo tipo y personas que también se han sentido identificadas me han dado su enhorabuena, hasta de quien menos me podía esperar como lector.

La verdad es que no te llegas a creer que esto lo lee la gente, y quizás pueda ser una terapia para desahogarse de todo: es como gritar al viento todo lo que te gustaría decirle a más de uno (y de una), pero bajito y sin molestar a quien no quiera leerlo.

Hay quien me ha dicho que quizás eso sea lo que me diferencia a mí del resto, que antes de reflexionar se lo gritan a la cara a aquel que les ha hecho daño: ¿Por qué la gente no se da cuenta de que quizás el no invitar, no felicitar o no acompañar a alguien porque esa persona no te lo hizo a tí es ponerse a su altura y quizás no sea lo más conveniente? ¿No será mejor el dejarles en evidencia ante ellos mismos, sin meter a gente de por medio, invitandoles tú y tratándoles lo mejor que puedas, haciendo hasta un esfuerzo por encima de tí? No me gustaría perder una AMISTAD, así con mayusculas, por semejante tontería: quizás sean otros gestos o actitudes los que de verdad deberían marcar ese tipo de posiciones con respecto a otras personas... cosas realmente importantes.

Puede que en este mes de anuncios, esquelas, risas y lloros; en este mes de contrastes (como diría Hermida) haya tenido tiempo para reflexionar más sobre ese sentido... y hay quién no...

Eso me hace mantener que:

Será cuestión de Largura