Pan y Circo

Pepa, anoche te perdiste lo mejor: Salió un hombre que decía tener un borrador del testamento de Rocío Jurado. Y Rosa Benito se lo iba a comer. Para colmo, al final, llamó Rociíto (que es amiga de Terelu, que ahora en verano lo presenta ella) y le dijo que le daba un minuto para que se retractara inmediatamente de todo lo dicho o iba a poner en marcha todos los procesos legales que tuviera en su mano. Vamos, que le iba a meter un puro como no pidiera perdón… Y el tío ahí se acojonó, ehh… Y todo el público abucheando… Un espectáculo, vamos… Oye, ¿Tú viste cuando hipnotizaron al Matamoros?

Una cosa así le he escuchado a una señora. Bueno, y a un señor. Y sí, a la mayoría que enciende el televisor y que, aunque sea zapeando, da con Sálvame. Y me da pena. Pena porque cada vez que doy con alguna de las historias (de las cuales el 75% están relacionadas con colaboradores del programa), me resultan menos creíbles.

Por lo poquito que sé de las artimañas de la televisión, sólo puedo pensar que detrás de todo hay un equipo de guionistas que se encargan de crear una base con la que marcar el transcurrir de los meses y avances en las historias que cuentan. Lo que, técnicamente, se podría considerar como una escaleta: para Septiembre hagamos que se separen estos dos, que ya en Diciembre tendremos a alguien fuera de Gran Hermano y rellenaremos otras dos horas a la semana involucrando a un amante; una trama nueva cada dos semanas. Exactamente igual que como se programan las temporadas de tres meses de los culebrones.

Pero aquí no hay guión: lo que le da esa realidad es la improvisación, quasi Comedia del Arte para no iniciados consistente en poner de vuelta y media al semejante.

Desde aquí quisiera felicitar a todos los responsables de la productora (Fábrica de la Tele) por crear un formato de estas características casi perfecto, que ha conseguido impregnar de su estilo toda la programación de la cadena: exceptuando Pasapalabra, el telediario y dos series… ¿Hay algo más a parte de programas de este tipo? Es más, ¿Por qué ya no hay cine los fines de semana? Y, de paso, felicitar también a Vasile, que enfrentando a los programas de dos productoras “de la casa” (Mandarina y la anterior nombrada) ha conseguido retroalimentar toda su programación.

¿Qué por qué está ahí? Están ahí porque los hacemos líderes de audiencia o, por lo menos, los hacen aquellos que tienen instalado en su casa un audímetro. Y recurro un poco a esa idea del superhombre, aquella que decía que no hay espectáculo más sublime y más bello que ver al hombre enfrentándose a su sufrimiento. Será que nos consuela ver a otros pasando penurias. Será que nos duele menos ver la paja en el ojo ajeno, ver la miseria de otros antes que en la que estamos viviendo.

Al pueblo, Pan y Circo. Aunque el circo, ahora, tenga forma de Caja. Una caja en la que ver cómo a otros se les enfrenta al personaje que han creado sobre su persona, en la que hacer sufrir a alguien porque “sabía a lo que iba, y para algo le pagan”.

Al pueblo, Pan y Circo. Aunque el Pan esperamos que venga de la mano de Sobera o de Jesús Vázquez.

Y llegados a este punto, quizás es hasta más conveniente creer que ellos nos sacarán de nuestras crisis. Aunque sólo tengamos un minuto para ganar. Mucha suerte.

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