¡Madre mía! ¡Cómo está la casa de polvo después de ocho
meses sin pasarme por aquí! Me pasé hace un mes, de estas veces de entrar y
salir, cuando el pedaleo solidario y hasta me dio miedo entrar.
Ocho meses. No entré ni para encender las velitas por el
sexto aniversario en el puente de Todos Los Santos. La verdad es que se hace algo
cuesta arriba para volver a escribir, pero el cuerpo me lo pedía. Y creía que
era justo, por todo lo que este blog ha significado y por la gente que, cuando
me ve, me pregunta qué ha sido de él. No es que no me atreviera a escribir en
estos meses, de hecho lo he escrito bastante. Pero después de “Ángela y Jaime”
creía que tenía que sentarme a escribir algo
que lo superara.
Estoy haciendo un curso de guión. ¿Tú no eras periodista? Sí
pero, estando como están las cosas en la profesión, mejor será que siga
formándome en todo lo que me gusta.
¿No se ha dado cuenta de que muchísimas películas son
tremendamente parecidas? Para aquellos más profanos en la materia, la mayoría
de los guiones tienen una estructura fija, algo que estamos cansados de
escuchar en clase de lengua y literatura desde la primaria: Presentación, nudo
y desenlace. Dentro de esta estructura, se vuelven a desarrollar pequeñas
historias, las secuencias; que no son otra cosa que pequeños conjuntos de presentación-nudo-desenlace
compuestos por escenas. Pero, para que la película tenga ritmo y se genere
conflicto en el personaje, cada cierto tiempo tiene que pasar algo que le
obligue a cambiar forzosamente; un punto de inflexión que le lleva a pasar de
lo positivo a lo negativo o viceversa, para así empezar a escalar de nuevo hacia
lo que perdió o dejarse llevar hasta los abismos… Y, cuando está allí, volver a
cambiar. Cada vez que se produce un gran cambio, comienza un nuevo acto.
El gran momento de la película es cuando se acerca el final,
que el protagonista tiene absolutamente todo a su favor. Hasta que algo ocurre
en el segundo punto de inflexión y le lleva a tenerlo absolutamente todo en su
contra. En ese momento, según la poquita teoría dramatúrgica que conozco, es
cuando se produce lo que se conoce como “crisis”.
Ese segundo punto de inflexión, ese cambio de positivo a
negativo, ocurrió en mí hace exactamente un año. Una noticia que me destrozó un
poquito por dentro el mismo día que más ánimos necesitaba. Y, como protagonista
de mi propia película, entré en esa crisis que suponía un nuevo cambio. Ahora,
doce meses más tarde, me alegro infinitamente de haber pasado por ese trance,
de todo este cambio que necesitaba y que me ha hecho, creo, más fuerte y mejor;
y me ha ayudado a conocer aún más a los que me rodean.
Si “Crisis significa cambio”, ahora “Cambio significa
evolución”. Me alegra saber que sigo siendo capaz de evolucionar y poder con todo lo
que me proponga. Porque entonces perdí algo de la confianza en mí, pero ahora la he doblado en cantidad.
¿Sabe algo? Según lo poquito que sé de la teoría dramática,
después de la crisis llega el gran momento: llega el “climax”, el punto culmen.
Y creo que cada vez está más cerca.
1 comentarios:
Casino site! - Lucky Club
Lucky club provides you with access to world-class entertainment that is unparalleled luckyclub.live in the casino. Our website is dedicated to providing the latest and greatest casino games What are some of the best games? · What's the minimum bet? · Why choose slots?
Publicar un comentario